domingo, 31 de enero de 2010

"Le Petit Prince"


El principito, en francés Le Petit Prince, es uno de mis libros favoritos, desde que lo leí, me dije "ya tengo libro favorito", y creo que siempre lo será, pues aunque es vendido como un cuento infantil, para niños; en realidad, es mucho más profundo que eso, no es el típico cuento con la típica moraleja. El principito va más allá. Habla de la vida, el amor y la amistad. De cómo el ser humano comienza su camino por la vida siendo una fuente de imaginación, a la que los adultos y "personas importantes" modifican para que vaya por el camino "correcto".

La obra de Antoine de Saint-Exupéry comienza con una crítica sarcástica a las cosas importantes de la vida y a los adultos. Una de las frases que demuestra esta crítica es: "La geografía, en efecto, me ha servido de mucho; al primer vistazo podía distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si se pierde uno durante la noche".

El libro lleva por título el nombre de su protagonista, el principito. Éste es un niño que va viajando de planeta en planeta haciendo preguntas que se dan por hechas, y que no interesan a nadie. Vive en un pequeño planeta que vendría a ser su vida, de modo que el resto de planetas representan las vidas de otras personas (adultos). El hecho de que su planeta sea tan pequeño viene a decirnos que tiene mucho por vivir y aprender.

"El principito", está narrado por el coprotagonista, un aviador que estrelló su avión en el Sáhara, dónde conoce al principito. El narrador es un adulto que intenta razonar y actuar como un niño pero sabe que no lo es, que ya lo ha perdido. Es como el reflejo de nosotros mismos, el personaje con el que nos identificamos y que nos hace ver como deberíamos ver las cosas y como las vemos, cuando nos critica con frases como: "Si le decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil francos". Entonces exclaman entusiasmados: "Oh, qué preciosa es"". De este modo podemos identificar al narrador con el propio autor que nos va guiando durante la obra. A lo largo de la obra aparecen distintos personajes a modo de metáfora, como la rosa (el amor), el zorro (la amistad), los baobabs (los problemas)...

Como he dicho, el principito va más allá que los corrientes cuentos infantiles. Yo recomiendo que si no lo has leído lo hagas, porque no te arrepentirás. Me despido, como el zorro se despidió del principito, desvelando su secreto: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos. :)

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